Evasión {Scott}

Aquel día, sin duda, no había sido precisamente su día, pero agradecía el que ya estuviera por acabar. Unas enormes ojeras moradas adornaban su rostro, producto de la falta de sueño de la noche anterior y su cabello revuelto no le daban el mejor aspecto, pero por fin se encontraba en paz, el silencio que la envolvía le trasmitía calma y serenidad, se encontraba como anestesiada. Se quitó los zapatos de tacón y apoyó los pies sobre el suelo frío, aliviando al instante su molestia, dejó unas cuantas carpetas sobre la mesa y se deshizo de su abrigo antes de desparramarse en la primer silla que tuvo a su alcance. No tenía idea de la hora, y tampoco le interesaba, lo único que sabía es que ya no sentía capacidad como para sentirse alterada, nerviosa, o preocuparse por algo, ya había sido suficiente. Tampoco tenía demasiados ánimos de volver a su departamento, ¿la causa?, no lo sabía, solo no quería y ya, por lo que en el camino de regreso había cambiado abruptamente de destino, dirigiéndose a ese lugar que tan pocas personas conocían, deseando poder evadirse, y olvidar su tétrico día. Las cosas habían estado chocando contra ella sin razón aparente, dejando varias magulladuras por todo su cuerpo, y ella mientras intentaba buscar respuesta a aquel fenómenos inexplicable, tenía que fingir que no tenía ni idea de porque sucedía aquello, pero en el fondo tenía completa certeza del porqué. Nervios, no había otra explicación.

Sujetó el puente de su nariz y cerró los ojos, recordando el motivo de sus nervios, y automáticamente una silla en la otra punta de la habitación enfiló en su dirección hasta estamparse contra sus piernas. -Maldita cosa - protestó intenando calmarse y enfocar la mente en otra cosa, mientras apartaba la silla. Odiaba no tener el control de sí misma y su mente parecía querer recordarselo continuamente, hacía que se sintiera vulnerable y todo por tonterías, por inmadurez. ¿Por qué no podía afrontar la realidad?
Se recostó sobre el respaldo de la silla y suspiró audiblemente, buscando con la vista su caja de cigarrillos hasta divisarla sobre la mesa, junto al montón de carpetas que había dejado allí. No necesitó más que pensarlo, automáticamente la caja se elevó y flotó con rapidez hasta sus manos, donde se detuvo con delicadeza. Sacó un cigarro y se lo llevó a los labios para encenderlo, sintiendo como la primer calada conseguía poner su cuerpo en calma nuevamente.

"Matrimonio. Matrimonio. Matrimonio" su cuerpo estaba sereno e inmóvil, pero su mente impasible no le daba respiro alguno, cada día que pasaba aquel recurrente pensamiento le acosaba con mayor fuerza, le asfixiaba. El tan característico nudo en el estómago volvió a hacerse presente, mientras jugueteaba con algo de ansiedad con el cigarrillo que sostenía entre sus dedos, al que después de aquella primera calada le había quitado atención. Seguía sopesando la opción de hablarlo con él, pero temía que cualquier comentario referente a sus inseguridades sobre la boda le molestasen o que de algún modo le hirieran, por lo que prefería miles de veces soportar aquel nerviosismo que hacerle alguna especie de mal a Scott, jamás se lo permitiría, él no se lo merecía.
Tenía que pensar en otra cosa, le quería, eso era lo que importaba, no tenía porque fallar. "Ya, concéntrate" se dijo mentalmente a si misma, no podía seguir gastando tiempo en aquello, en una duda idiota que solo la hacía sentirse incómoda cuando no había razón alguna para ello, estaba cargando sobre sus hombros un peso innecesario. Estaba tan absorbida en sus pensamientos que no había notado que ya no se encontraba sola, pero el resonar de unos pasos que se acercaban la sacó del trance y la hizo abrir los ojos alerta, intentando divisar en la penumbra de quien se trataba. No necesitó mirar dos veces para reconocer la silueta esbelta y el porte de Scott, se encontraba tan fuera del mundo que ni siquiera recordaba que día era el que trascurría, su cerebro había bloqueado todo eso, pero ahora que lo pensaba bien, seguramente le tocaba guardia aquella noche. Era como si el destino se empeñara a empujarla para que hablara con él. Aún así él le trasmitía cierta tranquilidad, que deshacía el típico nudo en su estómago y le permitía volver a sentirse bien.

Sonrió y lo observó moverse sin decir nada, sintiendo como su respiración, la que se había agitado sin que se diera cuenta volvía a su cause normal. Le dio una calada más a su cigarrillo, el que ya se había consumido solo casi entero y se puso de pie, en busca de un cenicero donde dejó la colilla. Lo observó cambiarse recostada sobre una pared, aún no conseguía decir nada, por lo que agradeció que él rompiera el silencio, aunque la pregunta que formuló no era la que más le convenía responder. - No lo sé... - murmuró encogiéndose de hombros, intentando convencerse a si misma que no estaba mintiendo. - Todo el día estuvo pasándome, supongo que las presiones hacen que se salga de control - añadió después, encaminándose en su dirección con lentitud, con las manos detrás de la espalda. - ¿Qué tal tu día? - le preguntó con una sonrisa leve hasta quedar posicionada frente a él, y poniéndose en puntas de pie, colocó una mano en su nuca y acercó sus labios a los suyos para saludarle con un casto beso.

Se acomodó debidamente sobre sus dos pies tras haberlo besado, y se dejó estar entre sus brazos sintiéndose cómoda y en cierto modo protegida, la sensación le reconfortaba. Trato de esconder la mirada de la suya, sabiendo que posiblemente a Scott no le bastaría con la respuesta que le había dado, le conocía demasiado bien como para saber cuando ocultaba algo. Se entretuvo jugando con el cuello de su camiseta, sin apartar de allí la vista, intentando mostrarse segura y tranquila, cosa que no le costó demasiado ya que de verdad lo estaba, él tenía ese don, pero sabía que una proxima pregunta vendría e intentaba con ansias resultar convincente para evadirla sin que se notara el miedo que sentía. Como esperaba, él habló. Se limitó a asentir con la cabeza levantando la mirada un instante y regalandole un sonrisa diminuta en un intento de quitarle importancia al asunto. - El trabajo está resultando agotador, todos quieren que las cosas se hagan rápido y bien... a veces temo no poder con todo. - murmuró en respuesta volviendo a esconder la mirada. - Además, pienso que el mismo temor que me da que ésto siga pasando colabora - agregó después haciendo una mueca de disgusto con los labios.
Por suerte, el escucharlo responder la distendió un poco, permitiéndose sonreír con más amplitud aunque ésta vez de un modo diferente. - ¿Preocupaciones de polleras? - preguntó enarcando una ceja y observándolo con una expresión divertida. - ¿Es que otra pollera anda revoloteandote? - preguntó con cierto aire de broma, dejando que sus brazos se enredaran al rededor del cuello de Scott.

Fue notorio como cambió el ambiente al escucharle preguntar aquello, se tensó y su expresión se trasformó en una mueca adolorida que intentó ocultar en el mismo instante que apareció. Olvido cualquier tipo de broma que estuviera haciendo hasta hace unos segundos y solo se preocupó por tener el suficiente control de su mente como para que las cosas no empezaran a elevarse y chocar contra ella, algo que por suerte no pasó. Trago saliva antes de responder, no estaba preparada para tal comentario, aquella sorpresa le había jugado en contra. - No lo sé, suponía que podía ser... en invierno - dijo con seguridad, procurando contrarrestar su reciente reacción, pero un fallo que no esperaba se hizo presente: la silla que anteriormente había volado contra ella se tambaleó en el suelo, refrenando el que siguiera moviéndose de algún modo que no comprendió. - ¿A ti cuando te gustaría? - le preguntó esperando la ayudara a salir de aquel embrollo.

Estaba metiendo la pata, una y otra vez y no entendía el porqué, si ya no era la primera vez que lidiaba con el asunto de la boda, tal vez el no esperar encontrarse con él había sido el problema, hasta antes de que llegara no había estado pensando en otra cosa y no había tenido tiempo suficiente de prepararse psicológicamente como para poder afrontar el asunto como siempre. Lo estaba notando, lo tenía más que claro y eso le hacía ponerse más nerviosa aún y el intento de esconder lo que sentía era cada vez una tarea más difícil. Él tomó su barbilla y supo que cualquier intento de seguir evitando el contacto visual sería en vano, por lo que contempló su rostro, sin que la diminuta sonrisa se borrar de sus labios. En sus ojos estaba impresa la duda, y dejó que él la viera, ya no quería seguir soportando aquello sin hablarlo con él, era lo mejor para ambos, ella dejaría de sentirse de aquel modo y a él le evitaría éste tipo de incomodidades, pero imposible era no sentirse fatal consigo misma, por querer y no poder sentirse igual que él por aquella pequeñez que le trastornaba. La expresión de su rostro se suavizó cuando él volvió a hablarle y le miró con ternura. Confiaba en ella, y eso le infundía valor, se sentía más fuerte. - Hasta parece fácil cuando lo dices de ese modo - él tenía ese otro don, tan particular como los demás, podía convertir la cosa más espantosa o estresante del mundo en algo completamente opuesto. Su acercamiento le hizo entrecerrar los ojos, si estaba buscando algo que consiguiera hacerla olvidar de todo, eso sin duda era el mejor remedio, solo podía enfocarse en la caricia de su cálida respiración y en el diminuto, pero perfecto roce de sus labios. Quiso susurrarle algo pero además de que nada coherente podría salirle, también temía que cualquier cosa que dijera pudiera arruinar todo. Él terminó por morder su labio inferior, y ella tan solo disfrutó de eso, haciendo que sus dedos pasearan por la nuca de Scott hasta alcanzar su cabello y enredarse levemente en éste.

Se encontró nuevamente con el mundo real cuando dejo de sentir el golpeteo contante de la respiración de Scott sobre su rostro y otra vez, el miedo y las dudas hicieron acto de presencia. - Asumo que era otra rubia voluptuosa - respondió al comentario con una sonrisa ladeada. Si algo hacía falta para terminar de hundirse ya no era necesario, la reacción de él le dio la muestra al instante. No pudo responder a su pregunta, tan solo se quedó observándolo con la misma mueca adolorida de hace un rato, lo había conseguido, había sido tan idiota como dejarlo salir, y ahora temía que su relación terminara en nada por su culpa. El que se apartara de su lado contribuyó con sus nervios, se adelantó un par de pasos de nuevo hacía él, pero se detuvo antes de encontrarse demasiado cerca. - No, amor, no es eso - intentó explicar, procurando hacerlo de la mejor manera posible. - De verdad nunca he deseado más estar con alguien como lo hago contigo, es solo que no quiero que las cosas salgan mal, porque realmente quiero lo mejor para nosotros - hizo una pausa en donde no supo que hacer con sus manos. - Siempre he visto el matrimonio como algo que solo colabora a deshacer una relación y no quiero que eso pase, además no creo estar preparada... - terminó de argumentar, el ver aquella sonrisa que tenía en los labios le dolía, sabía que lo hacía sólo para reconfortarle. Bajó la vista al suelo y siguió caminando hasta poder tomar su mano.

Aunque él no lo demostrara, sabía que no le había gustado su explicación, se estaba controlando, lo notaba con claridad y eso colaboraba a que se sintiera peor; siempre había sido demasiado bueno con ella, aunque se estuviera encargando de destrozarle la ilusión, o por lo menos eso era lo que ella creía. Era confuso, todavía sentía aquella sensación de presión con respecto a la boda, pero al tenerlo ahí, delante de ella, comportándose como un perfecto caballero ante la más estúpida de sus dudas, le daban ganas de tomarlo de la mano y salir corriendo al registro civil para casarse cuanto antes, solo para complacerle, para verlo sonreír de aquel modo tan especial, el que a pesar del tiempo seguía haciendo que se le erizara la piel. Si él estaba feliz ella también lo estaría, no había más explicaciones. Asintió con la cabeza sabiendo que él tenía razón. - Lo sé... y me aterra que se acabe por precipitarnos - respondió en un tono de voz apenas audible, siempre le había tenido temor a las fallas, a cometer errores, y ésto no quería echarlo a perder a pesar que se estuviera saboteando sola. El estómago le dio un vuelco mientras lo escuchaba, por momentos solía ser demasiado severo con sus decisiones por lo que otra vez, buscando el mejor modo de hablarle y con él tono más conciliador que pudo poner contestó, esperando el no seguir hundiéndose ella misma. - Quiero casarme contigo, pero no estoy segura de que éste sea el momento adecuado... todo se ha dado tan rápido que me he sentido atrapada, tengo miedo de que sea un fracaso, ¿qué tal si soy una esposa horrible?, ¿si no consigo hacerte feliz? - no había pensando en ello antes, pero ahora que lo sacaba a flote tenía dos nuevas razones por las que sentirse atemorizada.

Le sonrió al escucharlo y el apretón que le dio a su mano la hizo sentirme levemente mejor. - Yo también te amo, demasiado - repuso sin ningún tipo de dudas, ésto del matrimonio no significaba que hubiera dejado de quererle. Entrelazó sus dedos con los de él con lentitud sin apartar la mirada de su rostro. - Scott tu también eres importante para mi, estoy detestandome en éste mismo momento por estar haciéndote ésto, pero no he podido evitar el ponerme nerviosa - murmuró moviendo sus pies con algo de nerviosismo.