Castin Alexa Marquez

Mis ojos estaban fijos en una persona bastante mayor vestido de esmoquin que acababa de entrar al bar donde trabajábamos, y no para tomarse algo exactamente. Sonreí y fui abriendome paso entre la multitud de personas que había ya que el lugar se solía llenar con facilidad a las noches. Si había algo que me gustara de mi trabajo y de mi poder es que a los mayores podías decirles simplemente que te dieran el dinero y que se largaran y a los chicos atractivos hacer que te elijan a ti en vez de a otra; y lo más divertido era ver la cara de frustración de las demás al ver que la mitad del negocio era para mi ya que apenas tardaba 5 minutos en quitarles todo el dinero y hacer que se fueran.. si, la verdad es que la prostitución era un trabajo sumamente fácil para mi.

Caminé hasta llegar a aquel hombre viejo y agarré su corbata arrastrándolo con una sonrisa hacia las habitaciones donde lo único que vaciaría sería su cartera llena de dinero. Subimos las escaleras y abrí la puerta de una de las habitaciones libres cuando sentí la mano de aquel hombre en mis nalgas, lo cual mi reacción fue darle un tortazo y cerrar la puerta. El hombre se quedó confuso y malhumorado gritando que que tipo de trato hacia los clientes era ese.

-‘’Vas a quedarte sentaod en la cama sin hacer movimiento alguno y sin abrir ese orificio al que le haces llamar boca mientras vacías todo tu dinero y lo depositas en la cama’’

El hombre sin poder evitarlo se quedó callado y empezó a sacar dinero de los bolsillos y de la cartera dejándolo todo a un lado. Sonreí y me giré para observar el pasillo de aquel piso lleno de habitaciones en las cuales las prostitutas trabajan. Luego esperé varios minutos y me acerqué a la cama para recoger todo lo que había.

’’Te vas a ir de aquí y vas a decir a todos tus amigos el buen trato que has recibido aquí.. y ya que estas hablales de mi’’-le guiñe un ojo y abrí otra vez la puerta bajando las escaleras y apoyándome en la pared en busca de mi nueva víctima. Si, la verdad es que aquel lugar era una mina… un poco de belleza, poca ropa y el poder de la persuasión y en unos meses eras la mujer más rica del lugar.